Cada día cientos de millones de usuarios de Facebook en todo el mundo pausan sus quehaceres cotidianos durante unos minutos para publicar un comentario, una imagen o un vídeo.
Uno le da al botón de “me gusta”, el otro a compartir y todos estamos siempre dispuestos a dar nuestra opinión sobre las imágenes o comentarios de otros.
Mensajes como este son frecuentes:
“A veces me sorprendo a mí mismo. Ahora resulta que además soy buen cocinero” #nofilter #cenaconamigos #paellavalenciana
(Pensándolo bien, este comentario parece inspirado en la historia del cuñado de Cisco. Si te pica la curiosidad, puedes leerla aquí y, de paso, aprender una selección de herramientas de marketing digital para aumentar tu presencia online con poco presupuesto.)
Pero volvamos al tema, que ya sabemos lo que nos gusta a los humanos una historia…
Lo cierto es que no podemos negar que muchos pecamos de este tipo de narcisismo.
Y es que estamos fascinados con nosotros mismos.
Y mucho.
Todo lo que hacemos nos parece estupendo y creemos que somos un tema de conversación interesantísimo (¡y es que lo somos!)
Así que esperamos ansiosamente nuestro turno para hablar sobre nosotros mismos.
Todos.
Los más de 2.400 millones de usuarios de Facebook.
Y, ¡la que se lía! El bullicio digital es ensordecedor.
Con lo cual, resulta extremadamente difícil decir o escuchar algo a través de todo ese “ruido”.
Un auténtico desafío para ti como profesional cuando te planteas tener presencia en redes sociales para tu clínica dental y quieres hacerte un hueco.
A eso le sumamos la clásica pregunta de “¿y de qué hablo?”
Y yo le sumo el “¿y cómo hablo?”
Porque, seamos honestos, el lenguaje científico tiene su razón de ser y su lugar de ser, pero no tiene cabida en las redes sociales.
Por tanto, necesitas desmoronar las estructuras de redacción a las que estás acostumbrado para escribir minitextos seductores, persuasivos y rentables a la vez.
La cosa se complica.
Cómo hacer las paces con el algoritmo de Facebook
A todo lo anterior le tenemos que sumar el famoso algoritmo de Facebook que consigue “predecir”, mediante ciertas configuraciones, el contenido que queremos ver en nuestro feed y el que no.
O, al menos, eso dicen.
Venga, ¿les creemos?
Así que Facebook decide por ti y por eso es importante que sepas cómo funciona el algoritmo y qué valora más, para que dejes de invertir tiempo y recursos a lo loco.
En líneas generales, las publicaciones que se comparten puntúan más que los comentarios, y más aún que los “me gusta”. De hecho, hacer “like” cada vez tiene menos valor.
Para rizar más el rizo (y que los marketeros no nos aburramos), Facebook presentó en 2016 sus “reacciones” con las que puedes decir: “Me gusta”, “Me encanta”, “Me divierte”, “Me asombra”, “Me entristece” y “Me enfada” (sí, el de la carita roja).
A eso le unimos el recién llegado emoji “care” (el que abraza un corazoncito).
Además, debes tener en cuenta que las imágenes y los vídeos que subes directamente a la plataforma, o los Facebook Live que organizas en ella, tienen mucho más alcance (se les muestra a más personas) que si compartes un vídeo de YouTube, por ejemplo.
Es natural. A Facebook le gusta Facebook y su banda (llámese Instagram, WhatsApp, etc.) y nunca va a premiarte por traerte vídeos de la competencia.
Y tal vez ahora te preguntes…
¿Hay manera de vencer al c….ón del algoritmo de Facebook?
Sí, las hay. Y aunque no es el tema principal del post, te las comparto por si te resultan útiles.
- Céntrate en crear contenido interesante, divertido o curioso y que se pueda compartir. Y olvídate de los manidos “por-fin-es-viernes” o “¡Mucho ánimo con el comienzo de semana!”
- El contenido visual es el favorito. Y no es de extrañar. Los humanos somos esencialmente visuales y, si a eso le sumas un toque de emoción, la combinación será memorable.
- Fomenta la conversación y ofrece feedback a tus seguidores. Demuéstrales que te importan contestando sus comentarios.
- Crea campañas con microinfluencers. Y antes de que lo digas, no, no me refiero a contratar a Paula Echevarría o a Rafa Nadal, sino de buscar a profesionales influyentes en redes sociales, que vivan en tu zona y con los que compartas valores. Podría ser un pediatra prestigioso, un deportista, una modelo… o un centro de Pilates y una tienda de comida orgánica. Por cierto, ¿Cisco vive en tu zona? 😛
- Invierte en campañas de Facebook Ads para darle visibilidad a tu marca y atraer a nuevos pacientes.
En resumen, Facebook te muestra en el feed de noticias los contenidos de amigos con los que interactúas frecuentemente, en perjuicio de los contenidos que publican las páginas corporativas (como puede ser la de tu clínica).
Así que ya sabes: buenos contenidos, buen copy y publicidad inteligente.
Tips para publicar en Instagram como un PRO.
¿Esto también es aplicable a Instagram?
Lo es.
Porque más allá de compartir imágenes bonitas, IG Lives con consejos y Stories con el backstage de lo que sucede en la clínica, la manera en la que escribes es casi tan importante como las imágenes y los vídeos que compartes.
Por otro lado, si vas a hacer el esfuerzo, por favor, aunque escribas en el móvil, evita las faltas ortográficas y gramaticales.
Y sigue estos consejos instagrameros:
- Haz que tu texto se entienda, que no sea recargado, que motive a leer, y que no dé la impresión de tener un único objetivo: la venta pura y dura (ya sea en forma de “regálame un like” o de manera recurrente día tras día con el clásico “reserva tu cita en el 911234567”. Que los hay.
- Usa hashtags de calidad, que sean relevantes y deja que las imágenes hablen por sí mismas.
- Sé humano. Comenta, conversa, admira, reacciona y serás recompensado.
- Observa la reacción que tus seguidores tienen ante un tipo de foto u otra y ajusta tus posts en base a eso.
- Utiliza el recurso del “cómo se hizo” o del backstage. Porque, ya sabes, somos curiosos.
- Y sobre todo, céntrate en crear el equilibrio perfecto entre una imagen preciosa y un texto conciso y sutil, que refleje el lado humano de tu clínica y de tu equipo.
- Y selfies, muchos selfies. Sobre todo con caras divertidas porque parece ser que reciben un 1.112% más “Me gusta” que los selfies tradicionales.
¡Cómo somos los humanos!
✅ Hemos hablado de Facebook.
✅ Hemos hablado de Instagram.
Y no, no vamos a hablar de TikTok (aunque me suena que Cisco ya se ha estrenado en la red social de los jovenzuelos).
Pero sí quiero hablarte de algo que nos hace la vida más feliz, entretenida, divertida… y que sí, definitivamente, tiene cabida en las redes sociales de tu clínica.
Incluso en tus comunicaciones por WhatsApp.
¿Ya sabes de qué te hablo? ¿Sí?
6 estrategias super efectivas para escribir tus publicaciones en las redes sociales
Pero antes de llegar hasta ahí, he querido recopilar unos consejos de copywriting que podrás aplicar en tus textos digitales, en redes sociales, newsletters, etc.
¿Para qué?
Para conseguir todo esto:
– Conquistar a tus pacientes potenciales con una fuerte apelación emocional.
– Hacer que se sientan como si les estuvieras hablando directamente a ellos.
– Describir los beneficios de tus servicios con una persuasión sincera.
– Mostrarles tu propuesta única de ventas.
– Posicionar a tu clínica como experta en el sector.
– Cerrar el trato.
– Motivarles para ponerse en contacto contigo de inmediato o, por lo menos, suscribirse a tu newsletter.
Vale, sí, a primera vista parecen objetivos imponentes.
Pero no hay que darle más vueltas.
Para conseguir todos estos objetivos tienes que escribir textos informativos y persuasivos.
¿Cómo? Manteniendo los siguientes principios en mente en todo momento:
1. Conoce a tus pacientes incluso mejor que ellos se conocen a sí mismos.
Identifícate con sus sentimientos, pensamientos o actitudes. Incluso no te vendría mal “revivir” esos sentimientos, pensamientos o actitudes.
Pregúntate: ¿Cuáles son sus temores? ¿Qué les hace sentirse bien? ¿Qué esperan obtener al acceder a tu servicio? Y a partir de ahí, intenta hablar el mismo lenguaje que tu paciente ideal y escribe información relevante, informativa e interesante.
En el momento en que se pregunten: ¿Y?, en ese momento les has perdido.
2. No asumas que a todo el mundo le va a interesar lo que ofreces.
Pensar que tu mercado no tiene fronteras te va a llevar a cometer errores muy importantes durante toda tu trayectoria empresarial. Empezando por el hecho de que tu presupuesto de marketing se va a multiplicar N veces.
3. Escribe titulares irresistibles.
Necesitas un titular conciso, que plante la semilla de la curiosidad, que prometa una recompensa, que les dibuje una sonrisa y les incite a la acción.
Sí, ya sé, hay que dedicarle algo de tiempo. Pero, créeme, merece la pena si quieres que tus pacientes te lean.
4. Mantén un tono conversacional.
Intenta establecer un diálogo fluido, ameno y personalizado que guíe a tu paciente, sin apenas darse cuenta, a dar el paso final.
Escribe en segunda persona, “tú”.
Incluso puedes hacer referencia a vuestra relación, utilizando la primera persona del plural “nosotros”, como por ejemplo: “juntos conseguiremos mejorar tu sonrisa”.
5. Destaca beneficios.
Olvídate de las características técnicas de los materiales que utilizas.
El texto publicitario prescinde de características y se centra en los beneficios que el servicio aporta al paciente.
6. Dale un toque divertido y algo provocativo a tus textos.
Porque el humor provoca respuestas emotivas, generalmente positivas. El humor es humano y te hace humano.
Y es que al reír generamos endorfinas, relajamos el cuerpo y aliviamos el estrés. O sea que cuanto más felices tengas a tus pacientes, mejores respuestas vas a conseguir.
Ahora sí, dejemos paso a los nuevos protagonistas de nuestras comunicaciones digitales.
Cómo utilizar los emojis en tus textos para generar confianza en tus pacientes (sin perder profesionalidad).
Te comento un par de curiosidades “históricas” sobre emoticonos y emojis.
Porque no debemos confundir al simpático pero austero emoticono, con sus sucesores nipones, los Emojis.
El primero nació con la intención de generar “a little bit of silliness”, como diría su propio creador, el Profesor Scott Fahlman en 1982.
Y no cabe duda que un toque de “tontería” y simpatía aportó a los insulsos textos digitales de aquel entonces.
El segundo, el Emoji y sus múltiples versiones, fueron diseñados casi una década después por la empresa japonesa NTT DoCoMo.
Los móviles actuales transforman automáticamente tu simple emoticono al simpático y pícaro emoji.
Ninjas, Travoltas bailando en la disco, ositos de peluche… Vale, algunos tienen su punto friki, para qué nos vamos a engañar 😉
Pero lo cierto es que mejoran la comunicación escrita por este medio un 100%.
Y, ¿a nivel empresarial?
¿Es aceptable incluir un Diablillo en tu campaña de Email de Marketing, por WhatsApp o en las Redes Sociales?
A nivel de email, la clave está en el equilibrio, “mi pequeño saltamontes”.
Utilízalos, sí, pero utilízalos con cierta discreción.
Generalmente, en un primer contacto por email, no solemos incluir a estos encantadores personajes.
Igual se nos escapa un :-), pero al no conocer a la otra persona, es recomendable no probar el agua hasta estar seguros de que la reacción va a ser positiva.
Las cosas cambian cuando la frecuencia en el trato se amplía.
En tales casos, los emoticonos, se convierten en una herramienta de comunicación muy útil, e incluso, muy recomendable.
Imagina que recibes una pregunta de un paciente sobre un servicio concreto y tu respuesta es un simple y cortante “No”.
Supongo que bajo ninguna circunstancia les hablas a tus pacientes en ese tono, pero imaginemos que estás teniendo un mal día y se te escapa una negativa tan ofensiva como esa.
Créeme si te digo que ese paciente ya está de camino a tu competencia.
Al darle un “no” rotundo y tajante como ese, sin ningún otro tipo de clave no-verbal como un gesto, una sonrisa, un tono de voz, etc. la otra persona no tiene nada más a qué aferrarse.
Solo ese tan desagradable “No”.
Ahora añádele un rechonchito emoji a tu respuesta.
¿No crees que tu cliente va a reaccionar muchísimo mejor a este simpático personaje?
Que no te quepa duda que una sonrisa se le va a dibujar en la cara, eso seguro.
Además, puedes utilizar emoticonos y emojis en el asunto de tu email, como elemento diferenciador para llamar la atención de un usuario.
Peeeeeeero, no conviertas esto en una feria.
Que ya sabes lo que pasa cuando le das a un niño el móvil y las “caritas” de Whatsapp.
A lo que iba.
Que este recurso es muy interesante, siempre y cuando lo utilices con sentido común y de manera limitada. Es decir, no lo incluyas en todos tus emails, porque tus usuarios se acostumbrarán a ellos y perderán efectividad. Pero sí en momentos o promociones especiales.
¿Es aceptable usar emoticonos y emojis en las Redes Sociales?
Lo es.
De hecho, estos dibujitos van a aumentar tu nivel de popularidad considerablemente.
Así lo demuestra un análisis de más de 31 millones de tweets y medio millón de mensajes de Facebook elaborado por el Laboratorio de Informática de la Universidad de Cambridge.
Simo Tchokni y sus colegas utilizaron diversos factores para establecer los rasgos de las empresas más influyentes en las redes sociales. Y sí, efectivamente, todas compartían el uso de emoticonos en sus posts.
“Parece ser que existe una fuerte relación entre el uso de emoticonos y el poder social. Los usuarios más influyentes tienden a utilizar emoticonos con frecuencia”, concluye el estudio.
Y es que el emoticono te da una apariencia de persona eficaz y agradable.
Nos lo confirma otro estudio.
En este caso, se seleccionó a un grupo de participantes para que charlasen online con expertos de la salud y del cine. A algunos de estos últimos se les permitía utilizar emoticonos, y a otros no.
No solo se corroboró que los usuarios percibían a los profesionales que utilizaban emoticonos como más competentes y agradables, sino que además, a los lectores nos resulta mucho más fácil recordar un texto que incluye un emoticono.
Otro grupo de científicos confirma que nuestro cerebro reacciona de manera igual de positiva al ver a una persona humana sonreír que al ver un emoticono feliz.
“El uso de emoticonos afecta también a nuestra respuesta cognitiva, porque las puntuaciones de memoria de los participantes fueron significativamente mayores al haber emoticonos presentes.”
Es decir, que usar emoticonos en tus redes sociales va a:
– Disparar tu nivel de popularidad.
– Mejorar la percepción que tus pacientes tienen de ti.
– Ayudar a tus lectores a recordar tus textos con más facilidad.
Espera, que hay más, y es importante.
Porque otro estudio nos confirma que esas simpáticas caritas, multiplican la percepción de la emoción que siente la persona.
Es decir, que si tu paciente lee un texto y le hace feliz, una sonrisa de un emoji le va a hacer mucho más feliz.
En resumidas cuentas: los emoticonos/emojis no son sólo simpáticos personajes que nos alegran el ánimo, sino también un valor añadido a nuestros métodos de comunicación digital.
Incluso durante la pandemia (donde han tenido un éxito abrumador, incluyendo al emoji del coronavirus).
Pero ¡ojo!
Hay que mantener siempre un tono de voz profesional.
Si un paciente está presentando una queja en tus plataformas sociales, o es la primera vez que te comunicas con él o si no estás seguro del grupo demográfico al que pertenece, no uses un emoticono.
Y sobre todo, ¡no utilices cierto tipo de emoticonos!
¿Cuáles?
Nada demasiado vulgar, negativo, desagradable, excesivamente seductor, políticamente incorrecto o que les pueda causar pesadillas.
Ha llegado el momento de pasar a la acción.
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